La formación y la tecnología son dos disciplinas que van de la mano y se prevé que en los próximos años esta alianza todavía se intensifique mucho más. Desde la llegada de la denominada Web 2.0 la formación ha ido incorporando la tecnología tanto en las instituciones académicas como en las organizaciones. A menudo, la entrada de la tecnología es disrruptiva y los cambios no pueden ser asimilados sin una buena planificación que permita un aterrizaje mucho más suave en los futuros usuarios. De este modo, podemos ver, por ejemplo, como en las Universidades se dispone de campus virtual lleno de posibilidades, pero sin embargo el mayor uso y abuso, siguen siendo las clases magistrales. Por otra parte, también observamos como las organizaciones empresariales se lanzan a la compra por catálogo de cursos a bajo precio, pero abandonan la oportunidad de la gestión del conocimiento que tantos años les ha costado adquirir; y de esa forma, las infinitas posibilidades de la nueva tecnología quedan frecuentemente en una rueda repetitiva de las mismas acciones de siempre.